Salgo del saco de dormir, me calzo y me abrigo.
Vivac en el Geißkopf, en los Alpes de Zillertal. 20 grados bajo cero, fuertes vientos y una noche de vivac de doce horas hacen que la fotografía en la alta montaña invernal sea todo un reto.
Tras unos minutos de dar vueltas con los brazos, mi cuerpo vuelve a la vida. Entonces mi mente y mis ojos vuelven a concentrarse en las imágenes. Con los gruesos guantes puestos, coloco torpemente el trípode. El manejo es tedioso, pero en cierto modo manejable. En más de dos décadas de fotografía, se ha convertido en una rutina, casi un ritual. La "buena" luz llega en unos minutos. Es casi seguro que las fotos de hoy serán impresionantes. Pero "sólo" paisajes de montaña clásicos, sin modelos, sin acción, sin encargo, sólo para mí.
Mont Blanc a la luz del atardecer. El efecto del filtro polarizador también está al límite en esta toma.
Sin embargo, son valiosas, no porque haya 20 grados bajo cero o porque la ascensión de seis horas de ayer con la mochila de 24 kilos fuera ardua, son valiosas porque la noche, el amanecer, el paisaje y el momento aquí arriba son tan únicos.
Por fin sale el sol tras una noche en un vivac en el Schwarzkogel, en los Alpes de Kitzbühel.
Experiencias como ésta hacen de la fotografía de montaña algo especial. (Casi) cualquiera puede bajarse del coche y hacer buenas fotos en algún lugar de la naturaleza tras unos pocos pasos. Pero el valor personal de una toma aumenta con el esfuerzo, la intensidad de la experiencia y el empeño. En realidad, la fotografía de montaña no es más que la clásica fotografía de paisaje, pero en la montaña. Tengo que y quiero correr para hacer las fotos, a veces incluso sufro. Para mí, la fotografía se convierte en una experiencia deportiva creativa global.
Los procesos técnicos son, por supuesto, muy similares a los de la fotografía de paisaje normal. En primer lugar, defino mi tema y, al menos cuando es posible, lo miro desde diferentes lados y puntos de vista.
En busca del punto de vista adecuado...
Sólo cuando he encontrado la posición perfecta, coloco el trípode. No porque sea absolutamente necesario debido a una velocidad de obturación lenta. No, también porque con el trípode puedo crear mi imagen de forma más consciente, más precisa y, en definitiva, más creativa. Mi objetivo es crear la mejor imagen posible en el momento de la toma. En casa no tengo ni ganas ni tiempo para juguetear con las secciones de la imagen en el ordenador. Seguramente tiene algo que ver con mi pasado analógico: no podía simplemente "recortar" una diapositiva con unas tijeras. A continuación, fijo la cámara al trípode con el cierre rápido Novoflex. Pero muy importante: no deje que los cierres rápidos encajen en su sitio, en casi todos los sistemas habituales hay que volver a fijarlos.
Trípode y cámara en su sitio, ahora todo tiene que suceder muy deprisa. La luz sólo es así de intensa durante unos minutos. En Tavapampa, Cordillera Blanca, Perú.
Una vez determinada la sección de la imagen y, por tanto, la composición de la misma, siguen los procesos puramente técnicos: en primer lugar, se ajusta el Blender en función de la profundidad de campo deseada. Para los sujetos críticos, especialmente los que tienen un primer plano prominente, controlo la profundidad de campo utilizando, si es necesario, el botón de reducción de diafragma.
Con este sujeto, es esencial ampliar suficientemente la profundidad de campo y controlarla mediante el botón de reducción.
A continuación, cierro el ocular para evitar la luz parásita. En la fotografía de paisajes desde un trípode, trabajo siempre con la función de bloqueo del espejo para evitar las vibraciones y, por tanto, el desenfoque. Por último, disparo el obturador con el disparador automático con un tiempo de anticipación de dos segundos. El resto es disfrute digital: puedo utilizar el histograma para comprobar la exposición y la función de lupa para comprobar los detalles importantes de la imagen y la máxima nitidez. Si algo no me gusta, simplemente vuelvo a hacer la foto, corregida u optimizada. Si quieres prescindir por completo del trípode en la montaña, con las cámaras digitales más modernas aún puedes captar mucha "buena" luz.
Gracias al estabilizador óptico de imagen, pude tomar esta foto sin desenfoque a 1/30 de segundo.
Incluso hasta ASA 1600, los resultados de imagen son muy buenos, lo que significa que aún podemos hacer fotos decentes con objetivos razonablemente rápidos incluso con la poca luz del atardecer - sin trípode, pero como he dicho: "sólo" decentes, pero a menudo no perfectas. La velocidad de obturación es importante en estos límites: no debe ser inferior a 1/60 de segundo. Sin embargo, los sistemas estabilizados son aquí la excepción. Incorporados en los objetivos (Nikon, Canon) o en el cuerpo (Sony), los llamados estabilizadores de imagen reducen las vibraciones causadas por una mano "temblorosa". Cuando están "estabilizados", los fotógrafos experimentados pueden incluso hacer tomas a pulso de 1/15 de segundo sin ningún problema.
¿Cuándo y dónde empieza realmente la creatividad? ¿Ya al elegir el recorrido o sólo durante la búsqueda activa de motivos en la montaña? Creo que, en este sentido, la fotografía es un proceso global. Sin duda, los pasos esenciales tienen lugar durante el proceso fotográfico. Vemos un motivo, le damos forma con el ojo, con la imaginación. Pero sólo el último paso, la plasmación real de la imagen a través del visor de la cámara, crea una obra lo más definitiva y completa posible a mis ojos. Una gran parte de la creación artística reside en la composición de la imagen. Por supuesto, la proporción áurea clásica, la división de un rectángulo en tercios por dos líneas horizontales y dos verticales, es un punto de referencia importante.
Dos líneas horizontales y dos verticales dividen el clásico formato apaisado en tercios para crear la llamada proporción áurea.
Si colocas el contenido principal de tu foto en los puntos de intersección, preferiblemente en una de las dos diagonales, nunca te equivocarás.
Una marmota en el Parque Nacional de la Vanoise (Francia). La cabeza de la marmota se sitúa en el borde inferior izquierdo de la sección dorada, mirando hacia la profundidad de la imagen
Una composición de imagen muy clásica: la llamativa piedra en primer plano, abajo a la derecha, en una de las intersecciones de la proporción áurea, con una línea diagonal que sube hacia arriba a la izquierda:
Pero, ¿son estas imágenes automáticamente creativas? Sí y no. Son agradables y puramente creativas. Lo importante en fotografía es un ojo "abierto", la voluntad de experimentar. ¿Por qué no probar con un 80% de primer plano o, a la inversa, con un 80% de cielo? Si hay vida en el cielo debido a las nubes, la luz, lo que sea, todas las variaciones de composición de la imagen y todas las relaciones son un enriquecimiento. Algo que muchos fotógrafos suelen descuidar, y no me excluyo, es el formato retrato.
El Alpamayo; muchos lo llaman "la montaña más bonita del mundo", en formato paisaje. Sin la nube de arriba a la izquierda, sin embargo, la composición de esta imagen no tendría sentido.
El Alpamayo en formato vertical. Esta versión también cobra vida gracias a las nubes:
Nos ofrece muchas posibilidades completamente abstractas. Un primer plano muy extremo en combinación con mucha profundidad puede crear una tridimensionalidad fantástica.
Un edelweiss en el Parque Nacional de la Vanoise. La foto se tomó con un gran angular potente para incluir el fondo en la imagen. El primer plano se iluminó con un faro LED.
A menudo intento deliberadamente crear un buen motivo en formato horizontal y vertical y sólo decido en el ordenador si archivo ambas variantes o elimino una. Las líneas de la imagen también nos ofrecen muchas posibilidades, y en las montañas tenemos más que suficientes.
Gracias al sol bajo y a las sombras resultantes, pude utilizar maravillosamente este barranco en la roca como línea en la foto.
Ya sean valles o crestas escarpadas, arroyos brillantes o vetas de cuarzo en la roca, formas en la nieve o grietas en un glaciar, las posibilidades son infinitas.
¿Es posible planificar buenas fotos o descubrir lugares que merezcan la pena estudiando mapas? Sí, por supuesto, si sabes leer mapas. Acabo de pasar unos minutos estudiando un mapa de los Alpes de Kitzbühel en busca de montañas llamativas y lugares adecuados para hacer fotos. He tenido en cuenta los siguientes criterios: 1. la época del año; estamos a principios de invierno, lo que significa que el sol sale bien al sur por el este y se pone bien al sur por el oeste.
Una sección cartográfica del Grosser Rettenstein en los Alpes de Kitzbühel. Se ven claramente las dos crestas que discurren hacia el suroeste y el sureste y que sugieren buenos lugares para hacer fotos.
Por consiguiente, tenía que encontrar montañas o motivos que parecieran espectaculares o interesantes vistos desde el sur. Mi elección recayó en el Grosser Rettenstein, el pico más espectacular de la zona que tenía en mente.
- El punto de vista: fotografiar una montaña desde un valle profundo mirando en diagonal hacia arriba suele ser insatisfactorio; generalmente necesito puntos de vista elevados. El Rettenstein emite dos hermosas crestas desde el pie de su rocosa prolongación de la cumbre, una hacia el suroeste, la otra hacia el sureste. Se encontró una primera posibilidad. Al mismo tiempo, surgió la siguiente pregunta: ¿Es el sujeto adecuado para un filtro polarizador? Como la dirección fotográfica es exactamente perpendicular al sol naciente, en realidad es perfecta para utilizar este filtro. El filtro polarizador hace el cielo más oscuro o "azulado" y la imagen más contrastada al mismo tiempo. Sin embargo, sólo se debe utilizar hasta un máximo del 80% de su efecto, ya que todo lo que supere esta cifra tendrá un aspecto poco natural y cursi.
El Refugio del Glaciar Blanco en el Dauphine. La foto se tomó con un filtro polarizador, pero con un efecto significativamente reducido.
La misma foto con el máximo efecto del filtro polarizador muestra un cielo antinaturalmente oscurecido y con muchos colores:
Así es como me ha funcionado durante más de 20 años una parte importante de la fotografía clásica de paisajes de montaña. Una vez fuera, naturalmente intento ceñirme a mi horario. Sé cuándo sale o se pone el sol y puedo calcular con relativa precisión cuánto tardaré en llegar a mi destino fotográfico en función del número de metros de altitud y de la distancia en kilómetros. Por supuesto, planifico un margen de tiempo para poder realizar motivos espontáneos a mi antojo.
Caminar por la montaña con los ojos abiertos y la cámara significa ante todo olvidarse de la vida cotidiana. Sólo cuando mi cabeza está libre de trabajo, estrés y limitaciones, veo las imágenes y estoy preparado para convertirlas en una buena foto. El resto es sólo diversión...
